sábado, 13 de marzo de 2010

Calibres pequeños: Un pacto ético con la caza menor

Esta tarde, mientras andaba trasteando en el blog, -porque hace un frío del carajo, como para no menearse de casa- recibo una llamada telefónica de mi amigo Matías, el mas veterano de mi cuadrilla de caza menor:

-¡Que mañana sábado tenemos que ir a dar una batida a las zorras, con los perros. Me ha dicho el guarda que en varios días ha visto a tres, de ellas, meterse en el carrizo, así que hay que darlas caña, sin mas trámite. Échate perdigón zorrero. No vayas con la del 20, eh!
-¡Joé, macho que la vieja paralela del 12 no aguanta esos cartuchazos de 36 gramos que tu gastas para esas tunantas. Además hace mucho tiempo que no tiro con ella. Que no, que no; que me llevo la del 16, con el perdigón mas gordo que tenga y Santas Pascuas. Que se persignen las zorras!.
-Vale, Allá tu!

Cuelgo y me detengo a repasar la decisión tomada. Concluyo, al momento y una vez mas que, mas vale tirar con cargas y calibres chicos -a los que ya estoy acostumbrado para toda la caza menor- que confiar en ese "peazo misil" que me propone mi amigo, por mucha capacidad y contundencia que tenga. Es mi criterio, que vengo manteniendo hace ya algunos años, empleando escopetas de calibres inferiores al 12, con cargas de plomo ligeras. Todo lo cual me lleva a seguir reflexionando sobre este particular para su empleo en la caza menor. Tema controvertido donde los halla, -frecuente en los debates de la cuadrilla a la hora de las bromas y de los fallos- porque la elección y empleo de escopeta, calibre y carga de plomos se suele mirar, por parte del común de los cazadores, con el visor de la obsesiva búsqueda, sin límites, de una mayor posibilidad de abatir la pieza, dejando a un lado otras consideraciones. De ellas me declaro fiel devoto, a contrapelo y en minoría, lo reconozco, pero de las que no pienso abdicar. Hay varias que habría que analizar y tener en cuenta. Por lo tanto, manos a la obra con este tema. Ahí van estas líneas.

Me centro, en esta ocasión, en las armas, calibres y cargas de escopeta y con destino a las piezas menores porque, a mi entender, en la caza mayor los rifles, los calibres, las cargas y las puntas se emplean con criterios de proporcionalidad al animal que se pretende cazar, buscando la eficacia pero también el respeto al animal y equilibrio en el lance. Es decir, nadie se plantea tirar corzos con un express del 416 Rigby; ni búfalos con un 243, por ejemplo, lo cual no quiere decir que no se puedan cazar con esto, por supuesto que si, pero es absurdo, además de contraproducente, existiendo las opciones mas adecuadas, equilibradas y proporcionadas de uso generalizado.
Sin embargo en la caza menor persiste la idea de que, cuanto mas plomo y mas lejos, mejor, sea cual fuere el animal disparado -desde el zorzal hasta la liebre- De ahí nacen los excesos, los falsos progresos y las barbaridades vigentes que se ven por nuestros campos. En una palabra, no existen límites en la adecuación de la escopeta y el cartucho. Se tiende al exceso, a pasarse por "arriba" para facilitar el lance y su repetición exitosa.Como si hasta hoy nadie hubiera cazado piezas menores con los viejos calibres pequeños, los 16, 20, 28, etc...Parece que los antiguos eran tontos. Pues va a ser que no.
Con lo deportistas (?) que somos todos los cazadores y la cantidad de vanidades que acumulamos, presumiendo de ética, conservación y juego limpio, a voces y a manos llenas, pero, a la hora de la verdad, en el instante clave de la venatoria -que es el lance de caza- no ahorramos en medios, modernidades y tecnología para abatir la pieza. Cuanto mas fácil sea y menor destreza requiera, mejor. Luego ya, culminada la acción de la muerte del animal con éxito, seguimos con las lecciones morales, los golpes de pecho, lo de dar ventaja a la pieza y bla, bla, bla... Pues no, señores, menos boquilla y mas coherencia.


Hay que tirar con aquello que dé, no menor, sino mayor oportunidad a la pieza que pretendemos abatir; con un mínimo, no un máximo, de posibilidades ciertas de ser abatida. Es decir, herramientas con límites, adecuadas y proporcionadas al animal que cazamos, que garanticen un abate posible pero al que hay que aplicar la máxima destreza requerida por esa escopeta y ese cartucho. Nada de facilidades.

Digo lo de deportistas, porque cuando observo a los participantes en campeonatos de caza menor y demás saraos competitivos locales, regionales, nacionales y mundiales, no aparece ninguno con paralelas o superpuestas, ni con calibres 16, 20, 28, ni con menos de 30 gramos de carga de plomos. Todo lo contrario. Los hay que, además de semiautomáticas de última generación criocromagenizadas, ortopedizadas, aligeradas, titanizadas y todas las "adas"-madrinas- que haga falta; que, además de soltar los tres tiros en un segundo, llevan esos cartuchazos magnum de mas de 50 gramos, con dos estrellas briley's, de 80 metros de alcance letal, por lo menos. A estos superdeportistas (?), si les dejaran un lanzagranadas, palabra que lo usaban sin despeinarse, para ir de tórtolas.....por poner un ejemplo. Todo se andará en busca del arma infalible para el escopetero insaciable, en ese duelo, no con, sino contra la pieza de caza menor, totalmente desigual y previsible, por aniquilamiento cierto. Eso si, todo muy deportivamente, ¡faltaría mas!.
Dicho lo cual, para que vamos a analizar ya el concepto de caza y deporte, investigando los orígenes metafísicos, históricos y etimológicos de ambos términos y su ligazón, para mi, imposible. Me va a dar igual, porque precisamente la única manera de vestir de guapa y dogmatizar esta caza moderna, plagada de tecnología ventajista, por parte de sus seguidores, es acumular semántica deportiva por todas partes, cuando la verdad del comportamiento en el campo, portando el armamento cacero mas avanzado, nos indica todo lo contrario, a voces, aunque queramos estar sordos. Fráncamente ver a semejantes atletas olímpicos -y su legión de devotos inconfesos- con el susodicho super-armamento tras una pobre patirroja desnutrida, me sonroja.
Pero ¡hombre, por Dios! preguntémonos ¿con quien hay que mostrarse deportivo -ético, mas bien- a tope y sin discusión alguna?: Pues con las piezas de caza, naturalmente. El objetivo, de principio a fin, de nuestras cacerías, ese animal que va a ser cazado. Con nadie mas.


Es hacia la pieza de caza a quien hay que darle ventaja y fijar límites en el avance tecnológico de las armas. Barreras que marquen la línea que no debe ser rebasada para, así, dar la mayor oportunidad de escape a ese ser vivo, llamado pieza de caza, que se juega la vida frente a nosotros y nuestros medios para cazar.

Todas las demás consideraciones, tan deportivas ellas, carecen de relevancia a esos efectos éticos, como no sea para llenar las arcas de quien defiende la estructura deportiva y comercial de la caza. Sin embargo, lo paradójico es que esas entidades no proclaman, ni defienden ni persiguen la limitación en las armas y cartuchos en busca de lances proporcionales y proporcionados con la pieza que se persigue, para garantizarla una oportunidad de sobrevivir al lance cinegético. ¿Curioso, no?

Tampoco es que la cosa de los calibres pequeños vaya ligada con el poderío económico del cazador en cuestión, -considerando que esas armas y calibres limitados pudieran ser mas caros, por artesanales y difíciles de fabricar- porque antaño veías paralelas del 16, "atadas con alambre", en manos de muchos pueblerinos, -de aquellos de pana y boina- con unos resultados magníficos y una maestría en el tiro que, para si quisieran muchos de esos competidores, deportistas correcerros. Pero, por otra parte, me consta que cazadores de postín anglosajones tienen como norma y exigencia personal tirar a las patirrojas manchegas en ojeo con una pareja del 20 e incluso con paralelas del calibre 28 entre sus manos, con resultados mas que admirables y tiros de antología. No hay criterio de nivel social o clases, por tanto, a la hora de elegir arma, calibre y carga de plomos.¿Y porque iba a ser de otra manera?. Son escopetas iguales que las del 12, sistemas, principios y mecanismos armeros idénticos, solo que.....con menos fuego y menos plomo. Ese es el auténtico reto deportivo y ese, también, el equilibrio y la proporción con la pieza que perseguimos quienes las usamos. Un verdadero pacto ético con la caza menor.

....y que no me vengan con la excusa esa de que se dejan piezas heridas, al llevar menos plomos, argumentando falta de densidad de la rociada, porque digo yo que, si ves que está fuera de alcance (capacidad) de tu arma o cartucho, no hay porqué disparar a esa pieza y correr el riesgo de herir y no cobrar. Con dejarla ir y no tirar, a la espera de un lance mas adecuado a la limitación de tu armamento, no hay problema de herir caza. Naturalmente, si así actuamos cobraremos menos caza y dispararemos menos tiros, pero es que cazar no es tirar cuantos mas tiros mejor; es otra cosa, digamos, menos olímpica pero mas ética: "That is the question". Para inflarse a pegar tiros por poco dinero estan los campos de tiro, en sus distintas versiones. Abandonemos el "mas lejos, más rápido y mas fuerte" en las escopetas y cartuchos de caza menor.

Que nadie interprete estos criterios como una lucha ideológica contraria hacia el arma moderna fabricada en serie, ni contra la semiautomática. De ninguna manera. Yo mismo soy usuario de una de ellas en calibre 20. Todos podemos elegir lo que queramos llevar entre las manos y que salga por la boca del cañón, pero en vez de tres, podemos llevar dos cartuchos; en vez de 36, 40 o 50 gramos, podemos tirar con 28 o menos. La cuestión es personal, íntima; una consecuencia de la idea de la caza de cada uno y una elección del tipo de cazador al que no le interesa el número sino la calidad del lance y, con él, la suya propia.

Con lo que si tiene mucho que ver, esta actual y machacona carrera armamentística hacia la superescopeta, el maxicartucho y el cojocalibre, propiciada por la industria armera y los estamentos cinegéticos populistas que nos dirigen, es con el afán de que el cazador compita con el de al lado, -a costa de la perdiz, el conejo, el zorzal, etc...- y llene la percha mas y mucho antes, para lo cual el tiro tiene que llegar mas lejos y con mas plomos, llenando así el saco de vanidad hasta los bordes y el bote de la autocomplacencia hasta el tapón. Así la caja registradora también se llena antes, aunque haya que repartir medallas, aplausos y reconocimientos. Esto si que es una enfermedad "antideportiva" inoculada, permitida y alentada, muy lejos de la proporcionalidad ética a la que tiene un derecho natural indiscutible e irrenunciable, a todas luces, la especie cinegética que pretendemos cazar.

Contra esta realidad no podemos luchar frontalmente ni en conjunto, porque sería lo mismo que pretender que el Banco Mundial reparta gratis en Africa tratamientos contra el sida. Impensable. El negocio es el negocio. Así que, en la caza menor, no queda otro remedio que oponerse a esta carrera desde un punto de vista ético y personal.

Si es verdad, según dicen, que la ética en la caza es la que cada uno quiera aplicarse como propia para un ejercicio cinegético digno, pues entonces, cada uno debe actuar según su conciencia, alejándose de la obsesión por la percha, abdicando del caramelo competitivo y medallero, abandonando los escopetones y los misiles tierra-aire contra la caza menor, para, a partir de esa convicción personal e irreversible, batirse en un duelo con la pieza, usando arma y cartucho, esta vez proporcional.


Revisemos nuestra motivación cinegética real, a buen seguro, lejos de todo ese montaje comercial y competitivo que nos meten por los ojos y nos ciega tras el reto de matar más. El cazador ético actual esta mucho mas cerca y muy acorde con el ocio, la naturaleza y la conservación, cuando usa y adopta límites autoimpuestos en los medios de caza. Con este propósito evolutivo nos daremos cuenta de que no es necesario tanto armamento; es bastante con un calibrín decente del 16, dos tirillos, dos choques normalitos y una paralelilla ligera. Conseguiremos llegar a ese pacto ético con la tórtola, la perdiz, la becada, la liebre ....y estaremos mas contentos cuando caiga abatida pero, tal vez mucho mas, cuando se aleje, ganándonos la partida. Convencido estoy, como seguidor efectivo de esta reflexión, de que tras esa experiencia, con el esfuerzo que precisa adaptarse a menos gramos, a tirar donde se debe y no mas allá, a esforzarse mas en centrar el tiro para abatir limpiamente y a jugar con la numeración de plomo, estaremos mas satisfechos de nuestra calidad de cazador y habremos alcanzado una madurez venatoria tan imprescindible como gratificante. Es, además de divertido, un reto apasionante. Superado ese listón nos bajaremos al 20 y hay quien, siguiendo el mismo proceso mental, da un paso mas hacia el 28 con sus 21 grametes. Todo un lujo.

No están los tiempos cinegéticos para carreras técnico-comerciales de armamento. Ni las piezas de caza menor, tampoco.
La ética de cada uno, configurada en ajustar la capacidad de matar o, si se quiere, aumentar la dificultad para hacerlo, ya resulta inaplazable.

Lo importante en la caza es conseguir disfrutar y regresar satisfecho de tener el privilegio de haber jugado un lance equilibrado, entre nuestros recursos, medios y herramientas (escopeta y cartucho) para abatir y el derecho de sobrevivir a él, de la pieza de caza.

Y como dice el fandango, sobre aquella liebre perseguida por los galgos:......¡y si se va, que se vaya!.
Cordialmente.

6 comentarios:

  1. Bonito tema para crear diferentes puntos de vista Jose A.

    Yo en mi caso también valoro el cazadero, ya que no es lo mismo en montería un amplio tiradero donde prefiero el rifle con visor logicamente, que un cortafuego donde es mejor tirar sin visor o bien con escopeta, además yo siempre cazo con cerrojo del 7 mm RM y 150 graim, yo que considero al cerrojo como más romático y darle más oportunidades a la caza, pero en los graim tampoco existe, a mi parecer, otra posibilidad, sobretodo teniendo en cuenta el timpo de monte que tenemos en Sierra Morena.

    En la menor también tenemos que diferenciar el cazadero, ya que no es lo mismo cazar en terreno de sierra con monte alto, que cazar en nuestro olivares, donde los calibres pequeños te juegan malas pasadas. En este caso yo utilizo semiatomática del 12 con munición del 6 y 28 gramos en cartuchos, en el cuco escopeta paralela del 12 con munción del 6 y 28 gramos.

    El poco uso de menores calibre quizas es motivado porque todos hemos aprendido a cazar con el 16 o el 20 y cualdo alcanzas la mayoría de edad te pasas al 12. Quizas sea un simbolo de mayoría de edad que todavía no hemos asimilado.

    Otro tema a valorar es si se cobra más o se hiere más con los calibres menores. A menor carga menos posibilidades tienes de cobrar y más de herir o fallar.

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  2. Coincido en vuestras exposiciones, donde yo cazo los tiros son muy largos por lo que con 28 gr. no matas nada y es necesario 32, como toda la vida, el cartucho me da igual, ya que solo matas a lo que le das, por lo tanto, no importa que la caja de cartuchos valga 12 e, como que 6, pero respecto a lo del calibre creo que un calibre pequeño da mas posibilidades de dejar piezas heridas que no uno grande, Creo, pero vamos... tampoco lo veo demostrable, lo que si es cierto que esta temporada, la perra me cojio mas de diez conejos que corrian tras el disparo, y que me los dejaba muertos en el suelo sin apenas haberlos apretado, por lo deduzco que se hubiesen muerto en la mata o en la madriguera de no haberlos cogido la perra, tiraba con plomo del 8 y con 28 gr. a diferencia de los del 6 de 32, que no dejaban los conejos correr, a no ser que no les dieras y pidieran un tercero entre las patas a la vez que sacaban el dedo.
    Buen articulo.

    Un saludo.

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  3. Pues yo cazo desde hace mas de 25 años con el calibre 12 para la caza menor, es cierto, que al gustarme tanto las armas y tener en posesión tres escopetas, una paralela o yuxtapuesta, otra superpuesta, y otra semi-automática. Pues bien..! Para el descaste del conejo uso la superpuesta dado que tiene 4 y cilíndrico de choques, para el paso de palomas o zorzales la semi-automática y para una vez o dos que voy de cuco, a pesar de no estar de acuerdo con esta practica, uso la paralela o yuxtapuesta. Es cierto que a medida que llega la diferentes modalidades cinegéticas, me cuesta lo mío adaptarme al arma en situ, pero es mi decisión, y así lo llevo haciendolo mas de 15 años, y espero y deseo que muchos mas. Una entrada muy interesante D. José Maria, como siempre acostumbra. Saludos cordiales.

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  4. ¿Y qué pasa con los que sólo cazamos a diente, sin armas ni artificios?: selección natural pura y dura. Conejo tonto no cría, conejo bravo a criar. Perro torpe se queda con las ganas, perro listo toca pelo.
    Si queremos verdadera deportividad hay que ir por poderes NO con trabucos: los conejos no utilizan zapatilla Nike, ni se hormonan, ni se dan de baja cuando están pachuchos.
    Por donde yo cazo cada vez hay más caza, por donde no hay deportividad cada vez menos y de peor calidad.

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  5. Comparto sus palabras de la primera a la última y cuánto me gustaría que más pensaran así. Ese "pacto ético" es tan necesario ahora como antaño fue llevarse a casa la comida de la semana.

    Saludos.

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  6. Cada tiempo y cada cazador tienen y tuvieron su propia ética. Lo importante es tener alguna y, desde luego comprometerse con ella. El uso desproporcionado de "herramientas" para cazar que implique una superioridad tan manifiesta como innecesaria sobre la eventual pieza de caza implica una carencia absoluta de ese compromiso ético

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