jueves, 8 de mayo de 2008

Inversión para el futuro

Los cazadores modernos presumimos, en la actualidad, de apuntarnos a la gestión cinegética como método de mantenimiento y desarrollo de las poblaciones cinegéticas en nuestros cotos. Hasta ahí todo perfecto, vivimos en el mundo de la imagen, incluida la personal.Pero, a decir verdad son pocos los que verdaderamente se muestran activos y preocupados por ello, plenamente convencidos de las ventajas de hacer estas cosas en el campo.

Soy de la opinión de que un cazador que se precie esta obligado a preocuparse permanentemente, todo el año, de lo que ocurre en el terreno donde caza, aunque no sea el responsable de la gestión, ni siquiera el propietario de la tierra. Un cazador que al colgar el arma al finalizar la temporada de caza, desde ese instante ya no se acuerda de la caza mas que para charlar de ello con los amigos, hasta que llega la apertura de la nueva temporada, no tiene razón de ser en estos tiempos y flaco favor hace al colectivo con esta actitud de despreocupación, creyendo que todo se resuelve con dinero y si no hay caza, se compra o se suelta y a pegar tiros, sin mas trámite. No es, ciertamente, una actitud responsable, ni la que es exigible en estos tiempos que nos han tocado vivir. De ahí que, todos, conscientes de esta obligación, presumamos de cara al exterior tanto de gestores de nuestros cotos. Pero, claro, del dicho al hecho hay mucho trecho y el trecho se llama horas de dedicación.

Antaño no era así, la caza se criaba sola, prácticamente; la agricultura era un aliado de la caza, sin quererlo. No existían agresiones al medio tan brutales y masivas como en la actualidad. Se cazaba lo que el campo daba, porque lo daba sin mayores preocupaciones. Tan solo con respetar las vedas y poco mas, dejando madre en el coto, tenías prácticamente asegurada la temporada venidera con resultados similares.No podemos decir que el cazador antiguo de hace 30 años hiciera gestión alguna en el coto, la hacía el guarda y el llamado "alimañero" allí donde a sueldo o a comisión, estaba permitido. Mas bien era el propietario del terreno, a partir de que la caza empezó a tener un valor económico y de que se constituyeran los cotos privados en detrimento de lo libre, quien hacía cosas y pagaba sueldos para mantener sus especies cinegéticas, que luego arrendaba al cazador por un justiprecio y obteniendo, con ello un beneficio. Esto último, ahora se da en su máxima expresión por parte de la propiedad o administración de un coto.


Hoy, si no haces cosas para que las especies prosperen y las ayudas con tu intervención, -la llamada gestión cinegética- la cosa corre el riesgo de resultar un fracaso y te puedes quedar sin caza en un solo año, aun dejando reservas de la temporada anterior, por multitud de causas que el cazador no controla pero debe, al menos estar presente, al corriente, ser protagonista y ser conocedor de lo que ocurre en su terreno de caza. Por lo tanto hay que hacer gestión, es decir, el cazador tiene que preocuparse de lo que, mañana, vamos a cazar al salir al campo, para que esté ahí y no se haya volatilizado por arte de magia.Naturalmente me estoy refiriendo a la caza, caza, es decir a la salvaje, porque la de granja no requiere mas que pagar una factura acudiendo a la fábrica de animalitos granjeros poco antes o durante la temporada. Ese es el "cazador" que, desde luego, no hace gestión alguna y su preocupación durante el año es cero patatero.


Todo este preámbulo viene porque observo que muchos cazadores están eufóricos con las previsiones para esta temporada actual que se avecina, considerando la buena cría de la práctica totalidad de las especies. Las esperanzas de que sea una buena temporada son muchas y hay quien hasta ya la llama "la mejor temporada de la historia", con un triunfalismo totalmente fuera de lugar que esconde, como siempre, una táctica de marketing para la promoción y venta de sus productos. Dejemoslo ahí. Al fin y al cabo, luego la realidad podrá las cosas en su sitio y el que se quiera engañar, que se engañe. Es verdad que la caza, en general ha criado bien, pero tal y como están los campos, no hay que echar las campanas al vuelo. Vamos a decir que "el campo esta bueno" para quedarnos en la objetividad, ajena a intereses mercantiles.

La única realidad de antes y de ahora, que esa si que está en nuestras manos y es la mejor gestión que, antaño también hacia el cazador -ninguna otra- y ahora es obligada, consiste en "sujetar el dedo". Herramienta de gestión que nunca falla y siempre da buenos resultados. Seguramente que esta herramienta ha sido y sigue siendo la única que tenemos, los cazadores, asignada en exclusividad, - ni a propietarios, ni a titulares, ni a guardas, ni a alimañeros modernos. Era y es total y plenamente de nuestra responsabilidad.Invertir en futuros años, considerando que este es buen año, y dejar suficiente madre en los cotos, sin echarse la manta a la cabeza (con la excusa del triunfalismo vigente, propio, precisamente, de quienes ni pisan el campo fuera de temporada, alentados por los granjeros), sería la mejor medida de gestión, es decir, cazar lo justo, seguir respetando los cupos, seguir controlando los días, seguir contando las existencias y seguir, seguir, haciendo gestión, a nuestro estilo, la que nos corresponde, es decir cazando con cabeza y con mesura, como hace el verdadero cazador, este bueno o no este bueno el campo.

Definitivamente pensar en el futuro cuando ya hemos hecho una percha razonable y hemos disfrutado de un buen día de caza, ya que este año tenemos una base irrepetible para poder hacerlo, -sobretodo en aquellos cotos donde la sequía de años anteriores, sumada al olvido de nuestras obligaciones de mantenimiento de este recurso, la caza, hizo mella-, se constituye en una oportunidad maravillosa e inesperada que la madre naturaleza, después de mucho castigarnos por nuestras malas prácticas cinegéticas en estos años precedentes, ahora nos regala y parece que nuestros excelsos patrones celestiales esta vez, esta temporada, van a ser generosos. Sepamos corresponder con un comportamiento acorde con nuestra responsabilidad, olvidándonos de rentabilizar acciones o tarjetas, en carne cazada o cobrada o de si vamos, o no, a seguir manteniendo el contrato del coto el próximo año. Esta actitud es imperativa para todo cazador que se precie, pero es absolutamente obligada especialmente para aquellos para quienes la caza es, unicamente, pegar tiros previo pago de su importe, sin preocuparse de conservar las piezas de caza; para los que especialmente va dedicado este mensaje y que, sin duda, pertenecen en su totalidad al grupo de los que no se molestan en hacer gestión alguna, salvo en el bar, que son mas de los que parecen.Nos quejamos de que la caza sigue y se sostiene porque tiene un valor económico, el mercado, el mercantilismo y todo lo demás, sin darnos cuenta de que los primeros siervos de este mercado cinegético somos nosotros, desde el momento en que estamos pensando en rentabilizar un dinero como premisa primera, cazando: ¡cuanto mas se pueda, mejor, que para eso lo he pagado!. No señores, somos cazadores, si pero, primero, responsables de nuestros actos y de conservar la caza que tengamos para las generaciones futuras. Este año, mas que nunca, toca demostrarlo, gestionando con nuestro dedo "pecador" en su justa medida. A ver si es verdad: lo de la mujer del Cesar.

En la abundancia es cuando hay que mirar tres pueblos mas allá. Aprovechemos la oportunidad de esta buena temporada y ejerzamos como gestores cinegéticos, aplicando la mejor medida de gestión que tenemos en las manos: Invertir en el futuro cazando con moderación, siendo solidarios con el objeto de nuestra afición, las especies cinegéticas. Ellas sabrán agradecernoslo en las temporadas siguientes.

P.D.: Y de las migratorias, ya ni hablamos: Por supuesto que lo mismo y con mayores razones, si caben.9-8-07

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