Esta media-veda estoy tirando a las torcaces con una "vieja" paralela del cal.16 fabricada en 1973, que he adquirido no hace mucho. Estoy encantado con ella; hay que ver cómo afina y cómo baja esas pavas en las nubes con sus 28 gramejos. No es que yo sea un portento tirándo pero tengo que decir que se me han ido las mismas que se me van con las demás escopetas del 12, o alguna menos. Una Sarasqueta restaurada, -de la que omitiré sus apellidos para no pecar de presumido-, que no estaba mal de precio y que costó un triunfo encontrar, a base de visitar varias armerías de la Capital y aledaños; no había forma de encontrarla en ese calibre. Fue uno de mis sueños cumplidos, que es una forma o expresión -un poco cursi, por cierto- de justificar al auténtico obseso de las "paralelas" que llevo dentro, qué se le va a hacer.Digo paralelas, porque me cuesta llamarlas "yuxtapuestas", que reconozco puede ser un término mas técnico y académico, acuñado en los últimos tiempos, ajustado a su fisonomía, pero, perdónenme Vds., para mis adentros y mi bagaje cazador, una paralela no es una yuxtapuesta, es eso: UNA PARALELA, "la mocha", "la de los ojos negros"..............................................................
En mi caso, la paralela me transmite artesanía, belleza sutil, sabor a caza, bodegón al oleo, caza salvaje, vejez, aventura, proceder heredado, adaptación, resistencia, especialidad frente a la polivalencia, pero sobretodo es una herramienta útil en manos de su propietario para CAZAR con mayúsculas. No es -en general- una escopeta de tiro deportivo, ni lo es para disparar mil veces en un solo día, ni se adapta a cualquier cazador que la apriete contra su mejilla. La paralela tiene un tipo de cazador concreto que sabe apreciar la plasticidad, la belleza del lance, -aunque sea solo uno o ninguno-; que busca la dificultad en su ejecución, no la ventaja, ni la potencia de fuego como recurso de superioridad sobre la pieza; que entiende la caza como un reto frente al ser vivo cazable, dándole una oportunidad mas, reflejada en su herramienta, de evasión equilibrada, proporcionada y obligatoria, porque su arma así lo impone. Un cazador que huye de las cifras, de los records, de las canchas y de las montoneras. Diría, un cazador que procura encontrarse a si mismo cada vez que se echa la paralela a la cara, porque sabe de su limitación, de que lleva un instrumento donde hay que poner todo el conocimiento y la concentración en el tiro, en su máxima expresión, porque la escopeta no te va a regalar nada y mucho menos efecto milagroso alguno. Todo ello frente al resto de escopetas (con sus cargas) mas modernas, multiusos, multitodo y ultratodo, polivalentes, materiales a la carta, de diseño y que bajo esa apariencia funcional encierran una capacidad de abatir, en mi opinión, un punto mas allá de la que sería justa, derivada y en función de la particular destreza de cada sujeto; y no me refiero, solo al tercer tiro de las semis, que es lo menos relevante, casi siempre por inútil.
La paralela no sorprende con hazañas, ni tiros inverosímiles, tras el cámbio de boquilla; se pone a tu altura sin superarte, da lo que tiene y ya está. Lo demás es cosa del cazador.Ya se ya, que el campo visual se reduce, que solo son dos tiros, que las cargas de plomo están limitadas, que el encare no es siempre perfecto, que en modalidades concretas la potencia de fuego es también limitada, caso de la caza estática, al paso, -aunque si lo que llevamos es una pareja de paralelas de ojeo, ya hablamos de otra galaxia-. Pero es que todo eso al cazador de paralela no le importa, le atrae mas la medida justa de lo que lleva, que lo que consigue con ello, porque abatir mas y mejor deja de ser su finalidad principal. Este tipo de cazador no esta dispuesto a todo, sin embargo está "preparado" para todo, es decir, en su mente, sabedor de la limitación, conoce su terreno de juego y a el se adapta sin complejos de número, de choques, de gramos, ni de records.


Cada vez que veo una paralela me haria cazador.
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