martes, 20 de octubre de 2009

Compromiso, democracia y menos quejas

No resulta, por triste, menos sorprendente comprobar la cantidad de gentes desconocidas, sin mérito reconocido y venidas de la nada que, todos los días, “parten el bacalao” en esto de la caza, sin que nadie los haya llamado y mucho menos elegido. Nacen por generación espontánea. Los hay hasta que ni cazan o no son cazadores o tienen otros intereses ajenos, paralelos o divergentes a los cazadores y, sin embargo, deciden por nosotros y, de paso, hacen carrera.
Cada vez que escucho o leo a un cazador quejarse de su situación, de los ecologistas, de las administraciones, de las empresas cinegéticas y de todos aquellos que chupan del bote de la caza a costa nuestra, siento pena y vergüenza ajena al mismo tiempo. Seguramente es que no nos damos cuenta de que, en plena democracia, aquello de que venga otro a resolver mis problemas ya no funciona. Los cazadores españoles, como herencia genética inextirpable, seguimos emperrados en buscar constantemente quien nos salve y nos proteja de nuestros males a cambio de pagar una tarjeta, cuando la realidad dice que la contraprestación que cedemos no es otra que renunciar a nuestro protagonismo y aceptar suplantar nuestros derechos, cuando no que sean soslayados totalmente.
Tengamos claro que, los cazadores, hemos de buscar defender nuestros derechos comunes, junto a los demás colegas y compañeros, como tales, dentro de entidades democráticas y que funcionen con reglas democráticas, aunque, naturalmente, no quede mas remedio que comprometerse y dar la cara, en vez de lloriquear y de buscar salvadores, en los casos en que esos otros sectores nos fastidian o atacan por algo. No sirve esperar que las federaciones deportivas de la caza nos arreglen los problemas porque si, por la tarjeta, sencillamente porque el problema es que su funcionamiento deja mucho que desear, desde ese punto de vista democrático y, por lo tanto, ni nos sirven, ni nos representan. De servir a alguien se sirven a si mismas y, con ellas, prosperaran y vivirán de la caza esas otras gentes que nadie ha elegido. Jamás defenderán nuestros derechos, sino los suyos, aunque en ocasiones tengan que aliarse con esas entidades de quienes tanto nos quejamos, nosotros, los supuestamente representados, los cazadores, que ni somos electores ni elegibles por obra y gracia del deporte (?).
No se puede aceptar por mas tiempo este estado de cosas donde la bandera de "todo por la caza, ....... pero sin los cazadores", es la que lleva muchos años vigente y se practica habitualmente. De consentir esta situación la queja no se sostiene.

2 comentarios:

  1. Estimado amigo, al hilo de su magnífica reflexión, le pongo un ejemplo reciente: En Castellar (Jaén) los vecinos tienen derecho a cazar en Sierra del Oro (Unas 9.000 hectáreas de Sierra Morena, hoy públicas y antes del Duque de Medinaceli, que fue quién confirió dichos derechos a Castellar, Navas de San Juan y Santisteban del Puerto hace siglos).
    Desde antiguo, los tres pueblos se van rotando en la gestión de las tres porciones que también desde antiguo se marcaron de esas 9.000 has. Y también desde antiguo, es la correspondiente sociedad de cazadores de cada localidad quien gestiona la caza menor y mayor (Se celebran unas 5 monterías en cada pueblo y porción). En Castellar, que es lo que mejor conozco, la gestión la hacía antes la denominada Agrupación de Cazadores Sierra del Oro. Pero, con motivo de las nuevas normas y formas societarias, se hizo necesario constituir la Sociedad Deportiva de Cazadores Sierra del Oro, que vino a sustituir a aquélla y desde hace ya varios años realiza en exclusiva la gestión cinegética.
    En su seno, como es lógico, se celebran elecciones y es democráticamente elegida una Junta Directiva. La actual lleva ya varios mandatos consecutivos por resultar siempre mayoritariamente elegida. Y este año, al no poder lograr el minoritario grupo opositor desbancarla, el actual Alcalde, iniciada ya la presente temporada cinegética, ha retirado la gestión a la sociedad y es el propio Ayuntamiento, auxiliado de "asesores" designados a dedo, quién ha tomado las riendas y está organizando las cinco monterías de este año.
    Resulta un poco larga la explicación, pero es un claro ejemplo, en este caso local, de cómo los políticos recurren a técnicas no democráticas para obtener lo que no pueden conseguir con las reglas democráticas. Al cabo, el trasfondo no es otro que obtener mayor número de votos en las próximas elecciones municipales enarbolando la bandera de la caza y su supuesta "socialización".
    Un saludo.

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  2. Estimado José A. Martínez.

    He leído tus opiniones y te doy la enhorabuena por ellas.

    Has plasmado una realidad consentida por nuestros Gobernantes y de muchos practicantes del tiro, a instancias de unos intereses ajenos a la realidad de la Caza y los cazadores (incluso diría yo de las Leyes), por culpa de algunas personas que han buscado al colectivo de cazadores para satisfacer sus aspiraciones y actividades deportivas.

    Hay que defender y luchar por nuestra identidad como cazadores y por nuestra propia organización; por una Caza Social, tradicional y ancestral que se practica en el medio rural y natural, y si alguien quiere defender y practicar el deporte en el seno de la Caza, que lo haga. Pero que no nos confundan a los cazadores y a las Sociedades de Caza por aquello que no somos: deportistas y clubes deportivos; y por aquello que no hacemos: Deporte.

    Los cazadores practicamos la Caza como actividad cinegética, y no como actividad deportiva.

    Te aliento, como siempre he intentado, a que sigas deleitándonos y defendiendo lo que siempre has defendido, y por lo que crees, los derechos de los cazadores. El derecho a tener unas especies silvestres sanas y puras, el derecho a nuestra propia identidad, el derecho a nuestras propias Sociedades de Cazadores, y el derecho a su propia organización, con la finalidad de elegir a los representantes que nos defiendan y que nosotros nos identifiquemos como cazadores con ellos.

    Recibe un abrazo.
    Víctor Mascarell

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