lunes, 5 de octubre de 2009

Las últimas perdices.

Seguramente resultará notorio o llamativo que, siendo cazador tanto de piezas menores como mayores, últimamente insista y me centre en mis reflexiones sobre las aves cinegéticas, mas que en cualquier otra especie de pelo, que también me apasionan, naturalmente, pero tengo mis motivos.

No hará falta, supongo, llamar la atención de que, en las últimas décadas, las especies autóctonas de vuelo, las aves cinegéticas, piezas de caza menor, en general se encuentran, salvo la torcaz, en clara regresión, tanto las residentes en la península como las migratorias. Codornices y tórtolas africanas, zuritas, zorzales, becadas, perdices rojas.....todas ellas están pasando su peor momento desde hace siglos.

El cambio climático tiene mucho que ver, desde luego que si, porque la falta de humedad del suelo, debida a la poca lluvia, así como la violencia y mayor frecuencia de fenómenos atmosféricos agresivos, ambos factores, coincidentes con la época de cría o nidificación, determinan una enorme dificultad para sacar adelante las nuevas polladas o proles. Tampoco hay que desdeñar la caza comercial, la disminución de terrenos rurales y la agricultura agresiva, que son factores que, a la par, están llevando a las aves de caza a esa regresión. Este proceso afecta, igualmente, a muchas otras aves no cinegéticas que llevan el mismo camino de extinción, o peligrosamente están en claro declive en su número de ejemplares, lo cual demuestra que algo grave y grande les esta pasando. Son las aves silvestres, precisamente y por lo tanto, las especies que peor están llevando el cambio del clima.

Esta es la razón de mi machacona reflexión y no otra. Porque me duele, me apena y me fastidia que esto ya no halla quien lo pare, ni con granjas -estas, al contrario, echan mas leña al fuego- ni con absurdos certificados de supuesta genética impoluta (?), ni con interminables estudios de anillamiento, ni con sesudos planes técnicos que nadie cumple. Esta situación evoluciona lentamente a peor, año a año, con algunas mejoras puntuales - algún año excepcional- y con algunos parajes o regiones mas favorables que otras en algún caso. Son excepciones, la tendencia, la curva descendente de las aves silvestres es implacable y basta interesarse un poco por el tema para ver que los especialistas y los científicos así lo están confirmando. Antes, lo normal era una cría numerosa, que medianamente sostenía la especie todos los años, capaz de enfrentarse con la escopeta y el arado sin problemas porque producía mas de lo que se mataba cada año. Había un año excepcional y otro terrible pero la media de largos ciclos cifrados en décadas mantenía a las especies en censos que no cambiaban sensiblemente. Ahora ya no es así. Lo normal es que críen mal o peor, pero un año bueno es una excepción ya poco frecuente. La escopeta y el agricultor hacen el resto y la regresión de la especie esta servida.

Cité, párrafos arriba, a las granjas de puntillas, pero voy a aclarar el tema un poco mas. La granja ha servido como espejismo para mantener consumo de cartuchos y actividad económico-cinegética, allí donde no quedaban ni plumas, pero es verdad que este fenómeno -agresivo a todas luces y engañoso que prostituye a las aves cinegéticas- sirve para los escopeteros insaciables pero, claro, habiendo pasta, como ha habido a manos llenas, estas últimas décadas. La producción de gallinos -híbridos de perdiz- ha crecido por alta demanda, pero, indudablemente ha sido porque los euros para cazar no tenían límite y con ir a la granja y soltar la pasta: diversión dominguera asegurada. Los cotos donde esto de la perdiz de granja se ha convertido es sistema de caza ordinario apenas han conservado poblaciones relícticas de perdiz roja campera autóctona, salvaje y sin hibridar, pero algunas siempre quedan -quedaban-, mas que nada porque la gente pudiendo ir a masacrar un manojo de gallinos a muestra/perro y en un par de horas hacer percha y presumir en el bar, dejaba en paz a las camperas, que hay que echarle webs y sudar chaleco para colgarse una.

La crisis ha llegado a la caza y muchos cotos, sociales -y no tan sociales- este año se están planteando no comprar gallinos perdiceros en las granjas, sencillamente porque no hay dinero en las arcas para semejante dispendio, al que estaban acostumbrados, a pesar de las ofertas y las rebajas de las granjas, que llegan a venderte un gallino por seis euros, o menos si te llevas un puñao hasta llenar la caja de cartón.

¿Que piezas se van a cazar este año, cuando no hay dinero?: las que halla en el campo, naturalmente, pero, ¡ah, amigo!, el 2009 ha sido nefasto en la cría de perdiz campera -salvo las zonas mas al norte, por lo visto-, pero en el centro y mas al sur, que son las zonas perdiceras tradicionales, los bandos son pobres, ridículos y de viejas.

Lo único bueno -por decir algo- que tenían las granjas, habiendo pasta, es que a la perdiz roja campera la gente la dejaba en paz y, mas o menos, a trancas y barrancas, con cambio de clima, veneno para los topillos y todos los demás desastres, a pesar de todo, al no ser perseguidas apenas, se libraban y llegaban hasta el cierre de veda. Nadie las hacía el menor caso, salvo cuatro CAZADORES y cada vez mas entrados en años, por lo que, año tras año seguián sacando proles, aunque en disminución.

¿Que pasará en la temporada 2009-2010, sin euros, sin gallinos y con cuatro perdices descarriadas en el coto?: Pues, a menos que los dirigentes de los cotos y los propios cazadores, -hasta ayer gallineros de pro- opten por sujetar el dedo y dedicarse al pelo o al plato, la perdiz roja española lo va a pasar todavía peor este año y esas que se libraban y que nadie reparaba en ellas, que iban manteniendo la especie en el coto, se van a convertir en objeto, único, de deseo y tirascazo.

Si los cazadores no somos capaces de reflexionar y darle una oportunidad a la perdiz, precisamente, ahora, si, este año, efectivamente, -cuando menos perdiz hay desde hace muchas temporadas- a esta especie la vamos a dar el último cachetazo y ya no quedarán ni esas en las que nadie reparaba.

Esta tarde me he dado una vuelta por el desierto, quiero decir campo, seco, polvoriento, con un calor insoportable. Allá en medio de un rastrojo, apenas sin paja, resaltaba la pareja de perdices, solas, sin pollos, tratando de encontrar alguna hormiga -porque grano ya no queda y verdín no ha salido aún, porque no ha llovido- y se me saltaban las lágrimas de pensar que dentro de pocos días, en muchos cotos habrá quién saldrá tras ellas, sin reparo, sin reflexión alguna y sin reparar en si son, o no, las últimas perdices, de verdad, auténticas, que le quedan en su coto.

Es el año del cazador responsable, ayudemos a la perdiz roja ahora mas que nunca, que estamos a tiempo. Hay que acudir a las asambleas de los cotos donde se deciden los planes de caza de la temporada y plantear moratorias en las caza de las pocas perdices camperas, de forma que se haga valer la voz y la razón de los cazadores que quieren tener perdices en su coto en el futuro, frente a los que solo quieren amortizar la cuota o acción anual pagada, matando lo que halla en el coto, sean perdices o totovías. Una sola perdiz adulta que abatimos este año, sin haber prosperado su pollada, es la única garantía de
futuro de la especie en nuestro coto para años venideros.
No acabemos con ella. Hay que centrarse en otras especies, como el conejo, que esta en auge y si no hay dinero para granjunas habrá que sujetar el dedo. Una perdiz, para el verdadero cazador, es mucho mas que una espiga y/o un certificado de supuesta autenticidad inservible.

Cordialmente

Fotos: J.M.S.

1 comentario:

  1. Es una pena que la mayor parte de las Administraciones no exijan que los animales que soltamos en el campo cumplan con los mínimos (repito, mínimos..) que exige la ley. Sin su apoyo, difícilmente podremos luchar contra esta plaga de gallinos que sufre nuestro patrimonio cinegético. Ante este desamparo admnistrativo, solo la educación de nuestros cazadores puede hacer que se rompa este círculo vicioso en el que están sumergidos la mayor parte de los cotos, no solo con la perdiz, sino con otras especies como el conejo.
    Saludos. Antonio (Galicia)

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