lunes, 16 de junio de 2008

Descastes: Cazar no es matar

En los ambientes cinegéticos mas "chics" de la urbe, suena un latinajo por doquier muy popular: "venare non est occidere", mientras, al atardecer, después de ocho largas e inhumanas horas en la oficina, los cazadores urbanos nos juntamos y perdemos ese tiempo que nos sobra en la armería del amiguete, a la que acudimos para recuperar el tono predador, aunque sea por un rato. "Cazar no es matar", se suele escuchar en estos círculos de cazadores.
El armero amigo nos cuenta todas las cacerías del mundo-mundial, contadas, a su vez, por los demás clientes; ubicadas todas ellas en los famosos, pero inexplorados, territorios de las Chimbambas y, al hacerlo, provoca un alivio de babeo acumulado e intenso en el contertulio, ante lo que pudo ser, tal vez algún día, a lo mejor será....., pero, de momento, va a ser que no, porque está tela de lejos y la parienta no nos va a dejar. ¡Que le vamos a hacer!, de ilusión también se vive y el que no se contenta es porque no quiere, ya que, además, la narración sirve fundamentalmente como ejercicio de autoafirmación venatoria ejemplar, que ambos tienen a gala exhibir sin recato, presumiendo de una ética insuperable. Pues bien que así sea en estos ratos.

No obstante, sale la frasecita, reiterada en latín de lo mas académico, poniendo a prueba la calidad venatoria del experto narrador de cacerías y la altura del listón cultural del contertulio: "¡Caza no es matar, (dicen ambos), claro, claro que no, por supuesto que cazar es otra cosa; es mas que eso....., bla, bla, bla!: "venare non est occidere".
Eso mismo, hala.
No tengo ni idea de quién pudo decir eso hace siglos -seguro que algún pensador romano aficionado a la caza- pero ahí queda. Somos la leche de tíos cojonudos, cazadores superéticos. Nosotros, los contertulios, se entiende".

Pero ¡ sorpresa ! estamos en Junio, época de descastes conejiles en esta sufrida meseta castellana, en tierras de Madrid (las pocas sin recalificar que todavía quedan, por cierto), Toledo o Ciudad Real, donde el lagomorfo hace de las suyas en las siembras y pone los pelos de punta al agricultor mas paciente. Sale la conversación en la armería, es tema de actualidad: el descaste de conejos.

"Tienen razón los agricultores, desde luego, vaya desastre, toda la siembra comida y eso que parecía que la temporada de caza pasada, tras el palo que le metimos a los conejos en mi coto, usando de todas las artimañas venatorias conocidas, incluido el hurón "a toro suelto" capillo y sin bozal (?), parecían hacer cedido en su número y no se iban a recuperar facilmente. Ya, ya, ya, menudo palo, mas bien parece una varita y no mágica precisamente, la que se han llevado, porque resulta que, conejos, hay todavía mas que el año anterior, tras cobrar no sé cuantos miles en el mismo coto. Estos animales no dejan brizna tiesa de cereal a su alcance, es mas apenas dejan nacer la nueva planta".

-"Aunque, claro, no hay problema (hínchaseme el pecho, corporativamente y sin darme cuenta, en este tramo del artículo), ¿quien iba a resolver este asunto ten grave de los daños a la agricultura? para eso estamos los cazadores 'faltaría mas!; para echar una manita al agricultor y si es una manaza mejor. "Lo que haga falta amiguete de la borrica y de la boina (bueno, perdón, eso era antes, ahora de toterreno TDI, zamarra y gorra con gore-tex). De esto nos encargamos nosotros, los cazadores. Pan comido.
Tenemos permisos ilimitados, concedidos por la Consejería mediambiental de turno -que ya se sabe que cuando el señor agricultor se cabrea, manda mucho en los despachos y en los votos, porque tiene su Asaja, patronal dispuesta, caso contrario, a enfadarse con el Gobierno-.
¡Hay si tuviéramos que conseguir el permiso los cazadores!, nos iban a dar.....morcilla.
Tenemos cartuchos, tenemos escopetas, tenemos "ansia de pegar tiros", tras la abstinencia obligada desde Febrero, fecha en la que se echó la veda. Resumiendo:Tenemos de tó para acabar con estos "malditos roeore" que llevan de cabeza a nuestro amigo agricultor. Nada, nada ¿Cuando empieza ya el descaste?, que mañana es tarde".

-"Si, si, eso mismo digo yo, es una labor imprescindible:
aprovechamos los conejos ahora que se pueden consumir, antes de que les ataque la mixomatosis y la otra enfermedad". Reducimos los daños abatiendo esa cantidad "enorme" de conejos que arrasan los cultivos; pagamos por abatir los conejos y pagamos, también, por los daños que no hemos podido evitar, pero aun así, todos contentos. Así podemos cazar en Junio, que no esta nada mal"

Ahí suelen terminar los comentarios en la armería. Del "venare" y del "occidere"-si el tema es descastes de conejos y no del Argali de Kirguizistán- ni mus. De eso no se acuerda nadie en la tertulia, hablando de conejos.

Ayer salí al campo al descaste. El primer día del permiso. Lo primero que noté, nada mas empezar, fue un número importante de gazapos correteando por aquí y por allá, que salían de los piés inocentemente. No los tiré, naturalmente. Solo lo hice a los adultos, de "tomatero" para arriba, pero, con todo y con eso, en poco mas de dos horas, con mi mocha del cal.16 y los 28 gr. de 7ª, colgué doce. Pensé que ya estaba bien para ese día y me volví al coche. Tuve que esperar un rato a la recogida al resto de cazadores para el reparto de piezas y mi sorpresa fue la bronca que recibió mas de uno de la partida cinegética, por parte de los directivos del coto -a la sazón agricultores además de cazadores- por no tirar a los gazapos (yo me libre, por las canas). Un 30% de los abatidos en total eran gazapos, algunos no medían mas allá de una cuarta de largo, medida generósamente y eran excluidos del reparto por no dar la talla. Hasta escuché a alguno de los asistentes decir que ¡si tenian mucho tiro (normal, usando munición de conejo y saliéndo a distancias cortas), pues para que coman los bichos, coñe!

Estas cacerías de conejo al descaste son necesarias, qué duda cabe, porque caso contrario los conejos, por estos lares, no solo se comerían las siembras sino también al agricultor, a su perro, al alcalde del pueblo y hasta al cura, aunque este último esatuviera un poco duro, si se descuidan todos ellos un pelín.
Se emplean todo tipo de argumentos y sistemas cinegéticos para controlar al conejo allí donde no padece las enfermedades o sencillamente, se cura de ellas, como es el caso, y, en verdad que no queda mas remedio que emplear estos medios para cazar porque no se puede hacer de otra manera y aun así, sigue habiendo daños y superpoblación, año tras año, pero, francamente, tenemos que hacer un esfuerzo de "venare" también en estas cacerías, para que no se conviertan en un sistemático "occidere"; en matanzas y, nosotros, en matarifes ociosos. No todo vale, no todo comportamiento cinegético es permisible, para realizar el descaste.
También descastando hay que tener un mínimo de autocontrol, un sentido venatorio a la caza que estamos practicando y abandonar motivaciones económicas, de compra venta de carne o de realización de un simple trabajo obligado, como si de una tarea agrícola mas se tratase, esa de pegar tiros a los conejos a diestro y siniestro y a todas horas del día, del mes y del descaste en su totalidad.
Un cazador no puede sentirse bien tras perseguir gazapos a tiro limpio por las siembras y colgarse al cinto una veintena de mini-conejos por muy "maldito roeore", que sean, a los ojos del agricultor. Tenemos que explicarle a todo aquel que quiera escucharnos, a los cazadores, que nosotros que somos los que hacemos este descaste, consideramos que cazar no es solo matar y matar, sin norma alguna; pero, además tenemos que cumplir este requisito, cuando cazamos. Que si, que somos nosotros quienes tenemos que hacer esa función "cazando"; (que nadie lo ponga en duda); que si, que hay que descastar conejos cuando toque, cazando; que estamos dispuestos a colaborar, cazando; a reducir los daños, cazando; a evitar o reducir plagas, cazando; a beneficiar a la comunidad con nuestra actividad venatoria, ejerciendo nuestro papel predador, cazando, pero no masacrando, sin medida ni control. Nuestra conciencia y nuestra sensibilidad, -esa que muchos, equivocadamente creen que no tenemos- también cuenta, cazando. Lanzo esta idea mas que nada porque no vaya a ser que, por olvidar nuestro sentido de "venare", en el futuro no nos dejen mas opción que "occidere" y el "venare" se prohiba, a base de no practicarlo, de renunciar a ello, ni de exigir que se respete, quedando nuestra actividad, insisto, venatoria, convertida en matar porque es necesario para otros, reducida a las ocasiones en las que haya que hacer un "trabajo" de limpieza de animales en el campo. Mantengamos la exigencia de las normas de la caza frente a la simple muerte de la pieza que otros nos pidan.

Yo no se los demás cazadores que acuden a descastes, sean de caza menor o de caza mayor, lo que harán, pero, desde luego, yo no mato gazapos a escopetazos, ni ciervas preñadas, ni nada que se le asemeje.

Porque, además, luego viene la segunda parte: el consumo de la carne, que está prohibido comercializar cuando es procedente de descastes (y bien prohibido, por cierto, porque carece de garantías sanitarias para el gran consumo). Apostaría a que el 99% de los cazadores que participan en estas cacerías en sus cotos, año tras año, considerando que es absolutamente imposible reducir el censo de lagomorfos están (estamos) mas que hartos ya de comer conejo, de regalar conejo a la familia, vecinos, conocidos, compromisos y viandantes. Tenemos los arcones frigoríficos saturados y ya no sabemos qué hacer con tanto conejo. Problema este del que tanto agricultores como Consejerías de medioambiente, como todo el que conoce un poco esta problemática, huye como alma que lleva el diablo y no quiere saber nada, ni ayudar en solucionarlo. Me consta que buen número de conejos de un año para otro, tras la congelación, terminan en los contenedores de basura, ante la imposibilidad de consumirlos en el entorno familiar del cazador que participa en estos descastes. Por lo que a mi respecta, procedo a abatir lo que consumo o puedo dar salida en mi entorno, ni un solo conejo mas. No por dar la lata, ni ser o parecer como mas ético que nadie, simplemente porque sostengo que esto de los descastes no es un trabajo, también es cazar (venare) y, como cazar implica consumir lo que capturas, en mi concepto de que no es solo matar, ni siquiera en los descastes, así actúo.

Tenemos, como cazadores, la responsabilidad, la obligación, de hacer el control de poblaciones, por la razón que se nos demande y, cuando se nos reclame, acudir siempre a ello. No debe quedar duda alguna en este sentido. Si no se nos reclama
exigir nuestro protagonismo, porque ostentamos el derecho a cazar. Tenemos el mandato de hacerlo, como cazadores que somos, no pudiendo abdicar de esas tareas de regulación y control.
Pero hay que cazar, actuar, siguiendo nuestras propias normas éticas, costumbres, tradiciones, etc., sin rebasar los comportamientos venatorios debidos y que distinguen lo que es cazar de lo que simplemente es matar. Nuestros interlocutores, sean agricultores, administraciones o quien sea, deben entender que tenemos unas reglas para cazar que nunca podemos transgredir, nosotros, como cazadores. Para salvajadas varias, diversas o contratadas, que llamen a otro, que no tenga reglas venatorias. Pero ¡ojo! que ese otro, llámese cazador profesional (?), mercenario matarife a sueldo o lo que sea, será objeto de nuestra censura y ataque en la medida de que no preste a las piezas de caza el respeto debido que, nosotros practicamos y debemos siempre defender.

Efectivamente, cazar no es solo matar, (venare non est occidere) en todos los casos y en todas las cazas. También en los controles de animales cinegéticos.

Cordialmente,

P.D.: Quiero agradecer a Alejandro, asiduo cazador conmigo de estos eventos venatorios quien me ha aportado algunas de estas estupendas fotos para ilustración del artículo.

1 comentario:

  1. Acabo de leer su artículo y estoy de acuerdo con usted en practicamente en todo. Pero si usted no tira las ciervas preñadas (y si hay que decastar), alguien lo tendrá que hacer puesto que si una cierva se queda preñada a finales de Septiembre por ejemplo, parirá a finales de mayo o principios de junio. Así que una cierva o está preñada o está recién parida, todo el año. Así que consider que si hay que matarlas (por el motivo que sea) es mejor hacerlo o bien cuando la cría ya es grande y está destetada (que casi suele coincidir con la siguiente berrea) o en temporada con la gestación recién iniciada.

    Un saludo

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