domingo, 30 de noviembre de 2008

EL LIBRO DE LA CAZA MENOR


Ediciones Destino-Barcelona
Segunda Edición de Julio de 1965
EL LIBRO DE LA CAZA MENOR de Miguel Delibes.
Fotografías de Francisco Ontañón



Me cabe el honor de presentar hoy un auténtico clásico de la literatura de la Caza Menor española.

Se trata de una de las primeras obras cinegéticas de D. Miguel y esta vez me enorgullece poder apuntar que fue, en su día, el primer libro de caza que adquirí hace ya algunos años -tal vez demasiados- iniciando con él mi biblioteca cinegética. Por esta razón le tengo un cariño especial. No me importa declararme, en consecuencia, como un fervoroso seguidor de Miguel Delibes, de toda su obra y de su pensamiento como cazador.

Traspasado este, para mi, obligado comentario personal, debemos detenernos en este libro que presento, por lo que tiene de reflejo veraz de su época venatoria. Una crónica exacta de la caza en su tiempo. Aquellos gloriosos años donde cazar era bien visto socialmente, porque los cazadores atesoraban valores admirados y reconocidos; donde el cazador lo era por pasión y cuando la caza era una aventura en toda regla, en aquellos campos plenos de pureza y esplendor, en nuestra querida piel de toro.

No podemos dejar pasar que el autor demuestra, en sus relatos de las cacerías, acompañado por su cuadrilla a través de los campos y páramos castellanos, ese espíritu conservacionista del que hizo gala en sus andanzas, seguramente sin saber que, después, sería un valor muy apreciado en el cazador moderno que lo posee. Es como si esa visión la hubieramos heredado de Delibes y otros contemporáneos o como si el maestro ya fuera haciendo un surco imprescindible en nuestras mentes hacia la obligación del cazador de contribuir en conservación de los habitats que nos rodean y donde cazamos.

Relatos de cacerías maravillosas, no por su número de piezas, ni por su tamaño, pero si por su armonía, intensidad y autenticidad. Por un derroche de valores humanos cinegéticos arraigados en aquellos cazadores, plenos y sinceros, pegados a la tierra, demostrando que la caza menor: la perdiz, la libre, el conejo, etc.., en realidad, para muchos -Delibes entre ellos- es "caza mayor".

Con su profunda naturalidad descriptiva, haciendo sencillo lo dificil con la pluma y con la escopeta, mostrando ese olor a pan de pueblo, a ribera blanquecina impregnada del rocío mañanero, a niebla espesa y persistente, escenarios todos ellos de caza en estado puro, Delibes hace que la perdiz presida y forme parte de esta gran obra literaria y venatoria, ocupando el sitio de honor que le corresponde y que él siempre le otorgó. Tanto es así que supo adelantar -como visión y triste premonición, después confirmada- la prostitución granjera que, décadas después, la arrasa y expulsa de nuestros campos y a la que muchos cazadores actuales se adaptan y aprovechan de ella, sin darse cuenta de que esa actitud cinegética de perfil bajo, de pocos quilates y de menos valores acaba con la perdiz, por desprecio, que es lo grave. Esa pieza de caza que ha reinado en España, que tanta satisfacción y felicidad ha dado a los cazadores españoles a lo largo de nuestra historia y que Delibes se encargó de hacernos admirar con sus cacerías, en este libro y en otros, pero que ahora desaparece para ser sustituída por un engendro granjero y comercial que vuela, sin querencia y sin sentido.

Sirva esta reseña del libro como homenaje de nuestro sitio al Gran Maestro Delibes.
Gracias por darnos y enseñarnos tanto.

Cordialmente,

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